Poesía romántica: Claudia
Claudia
Cabellos de olas doradas
Las cuales se elevan
Y ya sobre pasadas
Por tus dos colinas
No abruptas, sin fallas
Mas altas, bellas, delicadas
Como si el sol en ellas
Siempre reposara
Pues cuando se van las olas
Quedan ellas doradas
Claudia
Tu faz sencilla
Suave acariciarla
Sentirla, tenerla, ojear la
Lluvia de armonías
Expansión bien concretada
Como las estrellas del firmamento
O cuando nace el alba
O cuando los niños ríen
Venus fuera honrada
Si fueras, oh! Amor, su hermana.
Claudia
Aquellos verdes ojos
En su trayectoria enclavan
Lo dulce de tu amor
Lo noble de tu alma
Yo, encantado y enredado
En las hiedras de tus arcos
Madre selva, que he ostentado
A los mortales aplastados
A los dioses del Olimpo
Con ellos he asaltado
Claudia
siempre es como la aurora
tu bello rostro, tu hermoso ser
como el niño que te adora
como el crepúsculo al atardecer
o como el rocío en la mañana
o como lluvia en monte fiel
o como el ángel que te extraña
cuando faltas en la playa
cuando el mar te moja y baña
tu acrisolada piel
Claudia
Mi corazón revolotea
Rompe casi su miocardio
Percibiendo una entidad
Que nació en el Monte Santo
Natural es componer
Con reminiscencias poéticas
Descripción divina ha de ser
Pues en ti se fundó la estética
Te asimilen las demás
Que no se sientan patéticas
Claudia
Un espíritu elevado
Caracteriza tu andar
Dios, cariñoso te ha creado
Devuelves fe, amor y verdad
Como cataratas de los cielos
Tus razonamientos caen ya
Y la tierra los embebe
Para esas flores, que son entes
Se iluminan las mentes
Que no saben donde están
Claudia
¡Qué Atenea, que Minerva!
¡Qué Afrodita, y que las Ninfas!
Son estatuas catervas
Son pinturas vacías
Tu perfección no se compara
Con Artemis o Calipigia
Hasta Zeus te reclama
Como la joya de sus villas
Regocijo de mi alma
Diosa eterna de mis días.
Autor: Ángel Contreras